La quiropráctica en los niños

Desde el mismo momento en el que un bebé nace, se pone a prueba su organismo, el cual estaba habituado al entorno del vientre de su madre.

El trauma que rodea la experiencia del parto queda marcado como una huella en el sistema nervioso. La primera subluxación vertebral se produce en este momento, dado que el médico tiene que ejercer una gran fuerza para sacar al bebé del vientre de su madre. Las subluxaciones originadas en el parto muestran niños con distintos síntomas como cólicos, menor resistencia a las infecciones (oído, nariz, garganta), problemas de desarrollo (hiperactividad, aprendizaje),...

La columna vertebral puede verse expuesta desde la infancia a tensiones y traumas que de manera gradual, irán formando el complejo de subluxación vertebral. Los niños son los que sufren más subluxaciones debido a diferentes causas físicas (parto, caídas, peso en mochilas, malas posturas continuadas, mobiliario escolar…) químicas (medicación, vacunas, chucherías, dieta incorrecta…) y emocionales (celos entre hermanos, situaciones familiares comprometidas, exámenes…). La vitalidad y resistencia de los niños hace que a pesar de sus múltiples caídas, no tengan aparentes consecuencias. No obstante con el tiempo, algunos de esos traumas menores irán participando en la formación de las primeras subluxaciones. Como una caries silenciosa, la subluxación vertebral afecta al organismo del niño sin que en principio se noten los efectos.

El cuidado quiropráctico de la salud aporta bienestar de forma natural y tiene una función preventiva de suma importancia para la calidad de vida de los niños y su rendimiento escolar. Es importante integrar el cuidado de la columna vertebral dentro de las revisiones rutinarias de los niños. Los niños que se cuidan con Quiropráctica son más despiertos, con mayor capacidad de aprendizaje, una mayor resistencia a enfermedades, más energía, una mayor capacidad de adaptación…

  • ¿Cómo puedo sospechar que mi hijo tiene subluxaciones?

Hay algunas señales de advertencia que nos pueden hacer sospechar de la presencia de subluxaciones: una cadera más alta que la otra, una pierna más corta, omoplatos salientes, un pie torcido hacia dentro o hacia fuera, caídas frecuentes, hombro más alto, estados de agitación, nerviosismo, niños hiperactivos, presencia de escoliosis, sueño agitado…